¿Cómo era eso de “las emociones básicas” ?; ¿Están las emociones impresas en el cerebro o… las aprendí de mis padres?

En psicología, un autor pionero que ha explorado la comparación entre las emociones entendidas como automáticas e innatas y la comprensión más moderna de las emociones como reacciones sociales y corporales es Paul Ekman. Ekman es famoso por su teoría de las emociones básicas, que sostiene que existen un conjunto de emociones universales (como la alegría, la tristeza, el miedo, la ira, el asco y la sorpresa) que son innatas y reconocibles a través de expresiones faciales universales.

Ekman y sus colegas realizaron estudios transculturales donde mostraron que personas de diferentes culturas, incluidas aquellas con poco contacto con el mundo occidental, podían identificar estas emociones básicas a partir de expresiones faciales. En ese momento, esto fue clave porque sugirió que las emociones eran automáticas e innatas, y que estaban profundamente arraigadas en nuestra biología.

Sin embargo, la comprensión moderna, similar a lo que Lisa Feldman Barrett propone, sugiere que, si bien hay elementos biológicos en las emociones, estas no son tan rígidas ni universales como se pensaba. La teoría de la construcción social de las emociones sostiene que nuestras experiencias, el contexto cultural y social, y las expectativas juegan un papel crucial en cómo se sienten y se expresan las emociones. Las emociones se ven ahora como procesos más dinámicos y contextuales, más moldeados por la interpretación personal y cultural que por respuestas biológicas predeterminadas.

Esta comparación entre la teoría de Ekman y las ideas más recientes como las de Barrett muestra cómo la visión sobre las emociones ha evolucionado, pasando de ser vistas como respuestas automáticas e innatas a ser entendidas como construcciones complejas que emergen de la interacción entre el cuerpo, la mente, y el entorno social. Otro autor que apoya una teoría de las emociones similar a la de Lisa Feldman Barrett es James A. Russell, conocido por su teoría de la emoción construida.

Ampliando esta concepción más moderna y distinguida en la actualidad científica, En su libro La vida secreta del cerebro (How Emotions Are Made), Lisa Feldman Barrett argumenta cómo las emociones son construcciones mentales que el cerebro crea de manera activa, en función de la experiencia personal, el contexto y las predicciones basadas en la información almacenada.
Barrett propone que el cerebro no reacciona pasivamente a los estímulos externos con emociones predefinidas (como se sugirió tras los estudios de Ekman); más bien, las emociones son el resultado de un proceso en el cual el cerebro interpreta señales internas y externas. Este proceso implica la creación de categorías emocionales basadas en experiencias pasadas, que ayudan al cerebro a anticipar y manejar nuevas situaciones. Cada cultura, lenguaje e individuo contribuye a definir y categorizar las emociones de manera diferente, lo que significa que nuestras emociones están profundamente influidas por factores culturales y contextuales.
En consecuencia, esta explicación nos da un mayor control sobre las emociones de lo que se pensaba anteriormente.

¿De qué nos sirve saber esto?

Veamos un ejemplo práctico:

Imagina a dos personas en una situación estresante, como dar un discurso frente a una gran audiencia. La primera persona interpreta sus sensaciones corporales (aumento del ritmo cardíaco, sudoración) como miedo, basándose en experiencias pasadas donde sintió ansiedad en situaciones similares. La segunda persona, sin embargo, interpreta las mismas sensaciones como emoción o entusiasmo, porque ha aprendido a asociar esas señales físicas con el reto positivo de hablar en público.

Aquí vemos como cada individuo interpreta sus estados corporales y el contexto en el que se encuentra. No son respuestas automáticas e innatas, sino que dependen de la forma en que el cerebro categoriza y les da sentido a las experiencias en función de las circunstancias y la historia personal.

Entonces…
Algunos usos prácticos:

• Reestructuración Cognitiva: En terapia para reinterpretar sus experiencias emocionales. Si las emociones son construidas y no automáticas, podemos aprender en terapia a cambiar las interpretaciones de situaciones que antes provocaban emociones negativas, ayudándonos a manejar mejor la ansiedad, la depresión y otros trastornos.
• Mindfulness y Regulación Emocional: La idea de que las emociones son construidas puede integrarse en prácticas de mindfulness, aprendiendo a ser más conscientes de las señales corporales y los pensamientos que contribuyen a la construcción de nuestras emociones. Esto puede mejorar la regulación emocional al ayudar a las personas a desacoplar las sensaciones físicas de interpretaciones emocionales automáticas.
• Entrenamiento en Inteligencia Emocional: Dado que las emociones son construcciones, entrenar a las personas en inteligencia emocional puede enfocarse en cómo interpretar y categorizar las sensaciones y experiencias de manera más constructiva, mejorando las relaciones interpersonales y el bienestar emocional.
• Trastornos de Ansiedad y Depresión: Al entender que las emociones negativas pueden ser reinterpretadas, los tratamientos pueden centrarse en ayudar a los pacientes a reconstruir sus experiencias emocionales. Por ejemplo, una persona con ansiedad podría aprender a reinterpretar las sensaciones físicas de nerviosismo como señales de desafío o preparación, en lugar de peligro.

Sin duda es importante entender que no podemos controlar nuestra historia de vida y aprendizaje emocional pasado, pero sí podemos entenderla, analizarla y actuar diferente en el presente para reestructurar nuestro futuro. A veces, tocará aceptar emociones que sentimos profundamente, por quién somos y cómo somos y su utilidad en el pasado, y saber cómo responder de manera diferente para sentirnos mejor a largo plazo. Te explico más… en consulta.